Por Israel Colunga / @crustaceus
El genio de PJ Harvey (Somerset, Inglaterra, 1969) puede resultar un reto para no pocos. Sus producciones se resisten a la complacencia y su opacidad con la prensa agrega un tanto de misticismo y otro de frustración alrededor de ella y de su obra. Desde sus inicios se ha caracterizado por no hablar acerca de sus fuentes de inspiración, de sus letras ni de su vida personal, exaspera a los periodistas por ese nivel tan alto de hermetismo.
Sin embargo, hace poco más de un año sucedió algo fuera de los esquemas a los que incluso alguien tan impredecible como Polly Jean había hecho antes: ella y su banda grabaron en directo, separados tan solo por un cristal en el sótano del Somerset House de Londres todas las piezas de su noveno álbum The Hope Six Demolition Project (Vagrant, 2016), mientras los espectadores observaban; unido a esto, salió a la venta The hollow of the hand (Bloomsbury, 2016), un libro de poemas acompañado de una serie de fotografías tomadas por Seamus Murphy, que retratan varias escenas de los viajes que él y Harvey hicieron por Washington DC, Afganistán y Kosovo, las cuales inspiraron las letras del álbum.
Esto representa un arma de dos filos: por un lado, su proceso creativo nunca había sido tan transparente, con una intención que puede inscribirse en el activismo o el periodismo; por el otro, se ha negado a hacer entrevistas y a aparecer en público, por lo que sus intenciones con este proyecto permanecen completamente difusas y es difícil saber cuál es el punto dentro de este trabajo multidisciplinario, aunque se advertía de una vena altamente politizada como la de su anterior álbum, Let England Shake (2011).
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Independientemente de las intenciones políticas del proyecto, musicalmente se trata de uno de los trabajos más variados, arriesgados y desconcertantes en la carrera de PJ Harvey, aunque no sea uno de los más sólidos en su conjunto. El disco inicia con melodías directas y pegadizas muy a la Stories From The city Stories From The Sea, continúa con algunos pasajes muy relacionados con Let England Shake y conforme avanza crea algunas atmósferas más cercanas a sus primeras tres producciones pero francamente mucho más incómodas y oscuras, todo unido bajo la constante del blues, el saxofón tenor y el clarinete, y un tono que puede relacionarse tímidamente a la primera época Bob Dylan o a la del John Lennon hiperpolitizado de principios de los años setenta. Harvey, en su papel de cronista de los problemas del mundo, nos dice que la humanidad se encuentra condenada: «This is how the world ends». En general, el recorrido letrístico va de las desigualdades sociales a los horrores de los conflictos socioeconómicos y bélicos.
Los coros de John Parish, el principal cómplice de Harvey a lo largo de su carrera, cobran aquí aun más protagonismo que en su disco pasado logrando algunos de los momentos más inventivos y llenos de riqueza musical en la carrera de Polly Jean; el más notorio para mí son los últimos dos minutos de «River Anacostia». En la pieza mencionada, rodeada de un ambiente lúgubre y ancestral (gracias a su apropiación del canto tradicional negro «Wade In The Water») , Harvey relata el deterioro ambiental producto de la mano humana. Aquí la poética y el activismo funcionan a la perfección, como pocas veces se da en The Hope Six Demolition Project. En un río tóxico como el Anacostia (trasunto del mundo), nos dice Harvey, cualquier dios puede morir ahogado por sus aguas turbulentas.
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A pesar de tal logro, es en las letras donde el disco encuentra sus principales tropiezos. Esto se debe, probablemente a que las piezas fueron originalmente concebidas como poemas; por ello, en ocasiones se siente que esa transformación en canciones no está del todo lograda; el resultado es que se nota un poco forzada la intención de transformar las fotografías de Seamus Murphy en palabras que las describan a la perfección. Para muestra, «Near The Memorials of Vietnam and Lincoln» y «The Community of Hope». Las que lo logran, sin embargo, alcanzan algunos de los momentos más brillantes de PJ como compositora. Hablo de «A Line in The Sand», «The Wheel», «River Anacostia» y principalmente «Chain Of Keys».
The Hope Six Demolition Project es un trabajo complejo y ambicioso que aún está por completarse (está próximo a salir un documental y el show en vivo que se inaugura el próximo 4 de junio en el festival Primavera Sound, donde se rumora, PJ Harvey se presentará con un grupo de más de 30 músicos); quizá con las dos piezas que están por agregarse a este rompecabezas se revele la totalidad de sus intenciones, que de momento no están del todo claras. ¿Se trata de una deconstrucción de la música de protesta?, ¿está PJ Harvey haciendo un trabajo de periodismo por medio de la música?, ¿se trata de un trabajo lleno de ingenuidad disfrazado de crudeza?
Pese a los desaciertos, el balance final es positivo y digno de resaltar el esfuerzo de Harvey por aventurarse a crear un proyecto que desdibuja las líneas entre las disciplinas artísticas y a darle un giro tan radical a su carrera al transformar esa furia sexual y apocalíptica de sus primeros cinco discos en una forma de señalar problemas globales en medio de un panorama musical apático, ensimismado y distante de la política.
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