Un generoso cartel de 10 nombres invitan, más que a bailar, que también, a descubrir que la música, y en particular la electrónica, no se rige por compases de cuatro cuartos y por fórmulas comprobadas para gustar a la multitud.
Un generoso cartel de 10 nombres invitan, más que a bailar, que también, a descubrir que la música, y en particular la electrónica, no se rige por compases de cuatro cuartos y por fórmulas comprobadas para gustar a la multitud.