Por Erika Arroyo
A principios de los años 20 se proyectó por primera vez La Roue de Abel Gance, una película muda sobre una relación incestuosa entre un padre, su hijo natural y una hija adoptiva. No resulta difícil identificar su temática, las relaciones entre sus personajes, su trama. Entre los espectadores de alguna de sus primera proyecciones se encontraba el artista Fernand Léger, quien vio en en el filme un potencial, por entonces, nunca antes visto.
«Un tornillo retorcido al lado de una rosa os evocará todo el drama de La Roue», se dice, comentó al salir de la sala, y a partir de entones, dedicó algunos días a intentar definir qué tipo de experiencia había vivido. En The Cinema of Attraction[s]: Early Film, Its Spectator and the Avant-Garde, Tom Gunning recupera las primeras impresiones de Léger como punto de partida para reflexionar en torno al poder del cine, a sus potencias, atribuibles por entonces a su capacidad de hacer que las imágenes fuesen vistas.[1]
Su manera de visibilizar era mucho más heterogénea de lo que podría pensarse antes de 1906, cuenta Gunning. Realizadores como Smith, Méliès y Porter han sido estudiados bajo la perspectiva hegemónica de la narrativa cinematográfica; sin embargo, en los primeros momentos de existencia del cine como medio, no fue un interés propiamente narrativo el que guió buena parte de esas exploraciones, sino la presentación de vistas a un grupo de espectadores gracias a su poder ilusorio.
La presencia del público en esta suerte de cine de atracciones resultó crucial para construir una serie de experiencias donde las historias, en muchos casos, funcionaban sólo como un apoyo para hacer visible la magia del cine, mostrando los dispositivos de creación y proyección de imágenes en movimiento. Acudir a una proyección de cine a principios del siglo XX difiere mucho de la experiencia cinematográfica con la que hoy en día estamos en contacto de manera cotidiana.
Hacia la primera década del siglo, incrementaron las exploraciones narrativas del cine, las ideas de montaje de Griffith, Eisenstein y Pudovkin abrieron paso a los largometrajes, condujeron la experiencia cinematográfica hacia los interiores de las salas de teatro, produciendo filmes con un modelo actoral también cercano al teatral, creando universos diegéticos autocontenidos y salas de proyección bajo condiciones cada vez más estandarizadas. La experimentación audiovisual, contrario a lo que podría pensarse, no cesó, sin embargo, se trasladó a un plano alternativo, marchando a otros ritmos, a veces a la par de los avances tecnológicos, otras más recuperando técnicas y procesos en desuso, y algunas tantas integrando otras disciplinas a su quehacer.
El Live Cinema, suscrito a este conjunto de exploraciones que no necesariamente giran en torno a la linealidad narrativa, y que han llevado el aspecto formal por otros caminos, abriendo un grado de incertidumbre y narratividad abierta, y diversos desarrollos posibles; ofrece experiencias efímeras, pocas veces repetibles o reproducibles, mediante la creación en tiempo real. Artistas sonoros y visuales suelen colaborar para expandir la noción del cine y de lo audiovisual, creando al momento, de acuerdo a determinadas condiciones espacio-temporales, mezclando diversos materiales, sin obedecer a alguna estructura narrativa, argumentos, desarrollo o premeditación.
Los ejecutantes, sus herramientas, las proyecciones y el público, pueden o no compartir el espacio e incluso, interactuar con la pieza, la cual puede ser figurativa, asbtracta, expositiva o inmersiva. Conscientes de las posibilidades del Live Cinema, Gary Dávila, realizador audiovisual, experimentador e investigador de las cualidades transdsciplinares de la imagen en movimiento, en colaboración con el artista sonoro Erik Gárzia y Gárzia, han desarrollado proyectos en lo individual y colectivo como parte de TOME-UACM y del ensamble de electrónica experimental Gossamer.
Interesados en ofrecer experiencias lúdicas mediante la experimentación, podremos formar parte de una experiencia en vivo a cargo de estos artistas, quienes usarán dispositivos digitales y analógicos para recrear recuerdos a través de paisajes oníricos y atmósferas de la memoria en WAYAK, pieza que se presenta de forma completamente gratuita el próximo viernes 11 de mayo a las 19HRS en el Cine Villa Olímpica.
[1] Tom Gunning, “The Cinema of Attraction[s]: Early Film, Its Spectator and the Avant-Garde”, en The Cinema of Attractions Reloaded, Amsterdam University Press, 2006. p. 381