La ambigüedad de la white trash sureña: The other side, de Roberto Minervini

Por Leo Lozano

La América profunda, esa zona de pantanos, la región mítica del blue bayou, tiene una herencia histórica de resentimiento que se remonta a la conclusión de la Guerra Civil estadounidense. Hablar del sur de ese país, significa en muchos casos, pero nunca de manera general, abordar un tema incómodo; el del sueño americano que no llega para todos.

El trabajo de Roberto Minervini (Fermo, Italia, 1970) tiene una peculiaridad, la de la mirada del extranjero que da la cara ante lo que se prefiere ignorar en casa. Louisiana (The Other Side) da cuenta del apartheid que viven algunas comunidades de ese estado en el país de la libertad y la igualdad. Marc, el protagonista del documental, es una suerte de dealer que lo mismo puede suministrar de buenas dosis de heroína a su novia que a una stripper embarazada.

El personaje, que vive rodeado de marginales veteranos de guerra -los eternos olvidados del sistema militar estadounidense- y otras joyas de eso que llaman white trash, posee un discurso que va del típico racista lleno de prejuicios, al hombre de familia que desea abandonar las drogas y regenerarse. Él, junto con la galería de individuos nauseabundos y decadentes que lo acompañan, son la radiografía de ese sector de la sociedad estadounidense al que las instituciones y el progreso han abandonado. Sí, ahí mismo en la nación que se ufana de ser el pilar del bienestar en el mundo occidental.

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Pero vamos, para cualquier persona que se diga informada todo esto no es noticia nueva. La novedad está quizá en el hecho de que la cinematografía europea -el filme es una coproducción italofrancesa- no se ha dado mucho a la tarea de abordar la vida en la periferia del todavía país más poderoso del mundo. Ya no se diga Hollywood, quien cuando habla del sur, casi siempre ofrece visiones edulcoradas de la esclavitud y del sureño en general.

El tema es complejo, incluso para Minervini -quien ya ha abordado en proyectos anteriores a los outsiders estadounidenses. Hay mucho en juego relacionado con los prejuicios raciales y sociales. Por un lado, es bien sabido que el sureño siempre ha sido visto como un salvaje, conservador y ajeno a la modernidad, lo que sea que se quiera entender por eso. Su derrota histórica lo coloca por debajo de aquellos que tuvieron a su favor el movimiento de los tiempos. Me atrevería a comparar su resentimiento con el del trauma del pueblo que es conquistado por otro superior.

Y en ese sentido, el filme es un tanto ambivalente. Existe una clara intención de humanizar y comprender a una serie de personajes que por razones propias y ajenas viven en las antípodas de eso que llaman «civilización». La mirada del cineasta nos invita a conocerlos apartándonos de todo juicio previo. Hace a un lado la concepción de verlos como «basura blanca», que es como son etiquetados en su país. Sin embargo, la intención es peligrosa.

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Y lo es, porque más allá de sensibilizar sobre un asunto que por sentido común se tendría que aceptar: el hecho de que cualquier ser humano ama y sufre en diferentes o iguales proporciones, también es cierto que los personajes repelen porque de alguna forma representan los valores más detestables de la cultura estadounidense.

Y aunque el documental no termina por redondear, lo cierto es que uno de sus mayores aciertos es el de dar testimonio de una realidad que siempre ha estado ahí. Ignoro si la denuncia es parte implícita del filme, pero me inclino a pensar que la dirección va más allá de una cuestión panfletaria y manipuladora.

En la lectura global que hago al filme de Minervini, prefiero creer que su tesis se encamina hacia la comprensión, con meros fines estéticos; ahí mismo descansa la importancia de su ambigüedad y de mostrar a estos personajes con toda su humanidad.

The Other Side forma parte de la Competencia Internacional sexta edición del Festival Internacional de Cine de la UNAM.

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